Pueblo otomí de México – Karen Quiroz Portilla, MNCM

El MNCM inicia talleres sabatinos dedicados a pueblos indígenas

En el marco del Día Internacional de los Pueblos Indígenas (9 de agosto), los talleres sabatinos que organiza el departamento de Comunicación Educativa, en este mes hablarán de varias culturas originarias de México. Para iniciar, este sábado 7 Karen Quiroz Portilla, prestadora de Servicio social del MNCM, explicó algunas características del “Pueblo otomí de México”.
Esta comunidad se autodenomina como “hñähñu” que significa “los que hablan otomí”. A su vez, la palabra “otomí” tiene un origen náhuatl y su significado es “el que camina con flechas”, debido a que los habitantes de este pueblo eran reconocidos como grandes cazadores con flechas. Hablan lengua “hñähñu”, una lengua tonal con contrastes en el uso de vocales nasales y orales, perteneciente a la familia otomangue, que tiene diferentes variantes dialectales regionales.
Se distribuyen por varias entidades de la República, principalmente el Estado de México e Hidalgo, así como algunos puntos de Veracruz, Tlaxcala, Puebla, Querétaro, Guanajuato y la Ciudad de México.
Karen explicó que los otomís se registran en el territorio mesoamericano desde el 5000 a.C.; sin embargo, no tenían un estado propio, sino que es probable que se incorporaran a otras culturas, donde contribuían con productos agrícolas y mano de obra. Fueron cruciales para el desarrollo de grandes ciudades del valle de México como Teotihuacan y especialmente Tula, que era gobernada por los toltecas, pero tenía una gran cantidad de población otomí.
Durante la Conquista se aliaron a los españoles y posteriormente fueron evangelizados por misioneros franciscanos. En la época colonial padecieron inestabilidad social debido a la ocupación de sus territorios, siendo finalmente desplazados hacia zonas áridas y marginales en el siglo XVIII. Desafortunadamente, después del movimiento de Independencia su situación no mejoró, en especial en el aspecto económico.
La tallerista comentó que se organizan en familias, tanto nucleares como extendidas, y las funciones se dividen según el sexo, dedicándose los hombres a la construcción, agricultura, ganadería y servicios comunitarios, y las mujeres al cuidado del hogar y la familia, además colaboran en las cosechas y la siembra.
Su economía está sustentada en la agricultura; producen maíz, frijol, haba, avena, trigo y maguey, y también se dedican a la ganadería y apicultura. Para complementar los ingresos familiares, elaboran artesanías como textiles de lana, fibra de maguey y piezas de telar de cintura, herramientas de piedra negra, cántaros, y tejidos de tule, palma y carrizo, que forman parte de su identidad y en las que plasman su cosmogonía, cotidianidad, imaginarios y biodiversidad.
La mayoría practica la religión católica, en la que incorporan rituales prehispánicos relacionados con el culto a los muertos y las ceremonias agrícolas. Sus fiestas están sustentadas en el calendario católico, y son importantes para la reafirmación de su identidad y cultura. En estas es importante la práctica de danzas, que se presentan como ofrendas a los santos, la mayoría de origen colonial como “Los apaches”, “Los negritos”, “Los arcos” y “Las pastoras”.
Como actividad se elaboró un lienzo decorado con motivos ornamentales de inspiración otomí, con pinturas acrílicas de colores y tela muselina. Revisa la lista de materiales y la plantilla para hacer esta pieza, en el vínculo https://bit.ly/2TOO75V, y puedes ver la sesión completa en este enlace https://youtu.be/NI2bqSfzIoo