La naturaleza desbocada: la centauromaquia

La antigua cultura griega fue una civilización que primó el intelecto, la disciplina, el orden y el control, por ello, varios de sus mitos resaltaban la importancia del dominio sobre los instintos, las pasiones y la irracionalidad. Una de las metáforas más recurrentes al respecto fue la “centauromaquia”, míticos enfrentamientos entre los indómitos centauros y los pueblos helenos, donde los seres quiméricos solían ser vencidos.
El mito más conocido indica que los centauros son descendientes del rey Ixión de Lapita (un pueblo de la región de Tesalia) quien, durante una ceremonia en el Olimpo, a la que había sido invitado, intentó seducir a la diosa Hera. Para castigarlo, Zeus tomó a la ninfa-nube Néfele, la moldeó con la forma de la diosa y engañó a Ixión para que yaciera con ella. De la unión nació Centauro o Ixionidae, un niño deforme que se retiró a la montaña Pelión, donde que se apareaba con yeguas silvestres, de lo cual surgieron los centauros.
Algunos centauros destacaron por prestar su ayuda a los héroes, como Folo y Quirón. Folo era hijo del fauno Sileno y la ninfa Melia, se reconoce como un ser sabio, y fue amigo y consejero de Hércules. Quirón, el más famoso, descendía del titán Crono (transformado en caballo) y la oceánide Fílira, y fue criado por Apolo y Atenea, quienes lo convirtieron en un maestro de la medicina, las artes, la lucha y el razonamiento. Vivió con los otros centauros, y fue instructor de héroes y semidioses como Aquiles, Teseo, Hércules, Castor, Polux y Asclepio.
Pero la mayoría se caracterizaron por su personalidad violenta, viciosa y descontrolada, por su mala fama de embriagarse, dejarse llevar por la lujuria y provocar riñas entre sí y con otros, y por su forma de vida “primitiva”, pues habitaban en las montañas y los bosques de Tesalia, y se dedicaban a la caza, la recolección y el saqueo. Siendo seres mitad animal y humano, se considera que eran la representación del dilema humano entre la capacidad de raciocinio y los instintos naturales.
Uno de los pasajes representativos de su temperamento incontrolable es la “centauromaquia” o boda de Pirítoo e Hipodamía. Dice que tras un conflicto entre el rey Pirítoo y los centauros por el control de Tesalia (pues ambos eran descendientes de Ixión), el rey los invitó a su boda para conciliarse. Sin embargo, tras embriagarse, los centauros intentaron raptar y violar a las mujeres lapitas, lo que desencadenó una brutal batalla entre ambos pueblos, triunfando los lapitas gracias a sus habilidades militares, por lo que expulsaron a los centauros.
Siendo un símbolo y recordatorio de la lucha entre la civilidad y la barbarie, la “centauromaquia” fue representada en varios edificios, destacando las metopas del Partenón de Atenas. En la sala de “Grecia”, del Museo Nacional de las Culturas del Mundo (MNCM), se exhiben unas réplicas de las metopas XXXI y XXXII, del friso sur del templo de Atenea Pártenos, en los que se representan escenas de dicho enfrentamiento.