Estampas del “mundo flotante”: ukiyo-e (I. Historia y contexto)

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Más allá de su calidad artística, las estampas japonesas conocidas como “ukiyo-e” han sido una ventana para observar la vida de ocio y hedonismo en las urbes niponas, durante el periodo Edo (1603-1868), así como los impulsos de desarrollo técnico, artístico y social que propició la estabilidad económica y social de aquella época.
Durante esta etapa, la demografía y economía en las ciudades explotó como consecuencia de tres factores: la política “sankin-kōtai”, que obligaba a los señores feudales (“daimio”) a prestar servicio en años alternados en la capital, y a dejar a sus familias en ésta; el establecimiento de la nueva capital administrativa en la región de Edo (ahora Tokio), dejando a Kioto como ciudad imperial y segunda “capital”, y el cierre comercial hacia el extranjero.
Los sectores más beneficiados fueron los comerciantes, que se convirtieron en la columna vertebral de la economía nacional. En su opulencia, cultivaron una forma de vida de ocio y disfrute, conocida como “ukiyo” (“mundo flotante”, como metáfora de su carácter efímero y placentero), en la que frecuentaban y patrocinaban artes, especialmente el teatro kabuki y la pintura, y actividades como el turismo y los “barrios de placer” (donde se congregaban geishas y prostitutas).
Aunque las primeras técnicas de estampación xilográfica se introdujeron alrededor del siglo VIII, su uso estaba limitado para la elaboración de libros budistas y sellos, y sus características eran elementales. Pero en el periodo Edo, con el apoyo de la nueva clase alta, los artesanos comenzaron a experimentar nuevas técnicas para estampas policromas y complejas, inicialmente para calendarios y piezas artísticas, que eran muy caras, pues su manufactura era delicada y tardada.
Al surgir mejores técnicas y cadenas de producción, las impresiones se volvieron asequibles y fueron utilizadas como un recurso publicitario, para promover establecimientos del tipo restaurantes y almacenes, y productos varios, destacando cosméticos y medicinas. Asimismo, daban a conocer los próximos espectáculos de teatro kabuki y sus actores, los nombres de geishas y cortesanas famosas (quienes marcaban los estándares de belleza y moda femenina) y sitios o rutas turísticas.
Con el tiempo, también contemplaron temas educativos para auxiliar en la enseñanza de escritura, lectura, botánica o sexualidad, por ejemplo; materiales didácticos del tipo de muñecas recortables, títeres de sombra o juegos de mesa, y llegaron a fungir como periódicos, en los que se daba a conocer eventos importantes. Por otro lado, para una gran parte de la población que no tenía los recursos para acceder a estos lujos o habitaban en zonas rurales, las estampas eran la única forma de acercamiento al “ukiyo”.
Las estampas y pinturas que reflejaban la vida cotidiana y los lujos urbanos, o que se producían dentro de este contexto (como las educativas, didácticas, informativas y publicitarias), se llamaron genéricamente “ukiyo-e” (“imágenes del mundo flotante”). Estas cayeron en desuso con los cambios sociales y económicos tras la restauración Meiji (1868-1912), y con la introducción de la fotografía por la misma época.
En la Sala permanente “Japón, la tierra del sol naciente”, del Museo Nacional de las Culturas del Mundo (MNCM), se exhiben algunas réplicas de estampas “ukiyo-e” en las que se aprecian aspectos de este “mundo flotante”: el teatro kabuki y la ruta turística de Tokaido (que unía Edo y Kioto).