Gabinetes de curiosidades, origen de los museos

Gabinetes de curiosidades, origen de los museos

Al recorrer las extensas y organizadas salas de cualquier museo en la actualidad, y dando por hecho su carácter público, es difícil imaginar el desorden, frivolidad y exclusividad que imperaba en los primeros espacios de exhibición de colecciones de hace cinco siglos. Los gabinetes de curiosidades son los antepasados de los museos, espacios en los que los coleccionistas guardaban sus valiosos y extraordinarios tesoros.
El gran coleccionismo ha existido desde los albores de la historia, desarrollado por la realeza y la aristocracia, que acumulaban todo tipo de tesoros, tributos y arte para el disfrute personal; la religión, que guardaba piezas de arte sacro y reliquias, ocasionalmente expuestas con fines de devoción, y los intelectuales, encargados de juntar materiales para el estudio y la experimentación en diferentes áreas del conocimiento, accesibles sólo para la educación privilegiada.
No obstante, los gabinetes de curiosidades surgieron hasta finales de la Edad Media y durante el Renacimiento (aprox. siglos XIV a XVI), entre la burguesía italiana y nórdica. Con fines de entretenimiento y ostentación, recolectaban objetos extraordinarios de diversos orígenes, que guardaban en pequeños gabinetes o habitaciones completas y mostraban a sus invitados. Estas exhibiciones se caracterizaban por el desorden, la futilidad y el exotismo, no importaba el tipo de pieza, su significado o autenticidad, mientras pareciera espectacular.
El surgimiento de las sociedades científicas a partir de la Ilustración (siglos XVIII y XIX) fue decisivo para la evolución de los gabinetes de curiosidades, que ya no sólo debían ilustrar la inmensidad del mundo, sino además darle sentido. Las piezas de las colecciones empezaron a ser ordenadas según sus características y rotuladas con alguna descripción. También se abrieron a un público más amplio como estudiantes y clase media, para difundir y cultivar el conocimiento.
Asimismo, aunque las disciplinas científicas y artísticas aún no estaban completamente definidas, las colecciones trataron de separarse por temas, destacando los gabinetes de arte, especializados en pintura, escultura y diseño (igualmente llamadas galerías); los de naturalismo, en los que solían fusionarse la biología y la geología; los de historia, con objetos relacionados con personajes y momentos históricos, y los de antropología, con piezas de arqueología y etnología.
En la Nueva España destacó el Gabinete de Historia Natural del naturalista José Longinos Martínez, inaugurado el 27 de abril de 1790 y ubicado en la calle de Plateros (hoy Francisco I. Madero), el cual contenía un rico acervo biológico, geológico y tecnológico. En vísperas de la Independencia, esta exhibición cayó en decadencia, hasta que fue rescatada por la Universidad Nacional en 1802.
A partir de esta colección, junto con otras piezas recolectadas por la universidad, investigadores y el estado, en las siguientes décadas fue formado el Museo Nacional en 1825 (en la antigua universidad, ahora ocupada por el edificio de la Suprema Corte de Justicia), posteriormente llamado Museo Público de Historia Natural, Arqueología e Historia en 1865 (en la antigua Casa de Moneda, ahora Museo Nacional de las Culturas del Mundo).
En la Sala de Sitio del MNCM puedes apreciar una recreación de un estudio y un gabinete de estudios antropológicos como los que había en el antiguo Museo Nacional, que contienen elementos de las diferentes ciencias cultivadas en este espacio (arqueología, antropología, historia natural, historia y etnografía).