El simbolismo del jaguar en algunas de las obras maestras precolombinas del Museo Nacional de las Culturas del Mundo (Segunda parte)

El simbolismo del jaguar en algunas de las obras maestras precolombinas del Museo Nacional de las Culturas del Mundo (Segunda parte)

La tercera obra que se trata en este texto también presenta elementos de jaguar, aunque de una manera más “velada”: un huaco (vaso globular) con asa estribo de la cultura Moche de Perú (Imagen 1). El personaje pintado representa a Ai-Apaec, el dios creador, proveedor del sustento y de los triunfos militares. Todos los dientes de la deidad son colmillos felinos, los cuales muestra en un “rictus” fiero al flexionar los labios, a la manera en que los jaguares abren su hocico para atacar a sus presas. A un lado del rostro, en perfil, de Ai-Apaec, se figura la cabeza de un “jaguar” o “ñeñ” (“ɲ̥eɲ̥”), probable nombre del felino en la antigua lengua mochica (Imagen 2). Ésta se dibuja esquematizada y de frente; de su hocico pende un motivo que hace alusión a un “tumi”, un cuchillo ceremonial para degollar cautivos, aunque también puede figurar la lengua bífida de una serpiente, reptil que también se representa profusamente en la iconografía andina. Esta cabeza de jaguar parece emerger del propio cuerpo de la deidad, lo que simbolizaría que el “ñeñ” (“ɲ̥eɲ̥”) es su co-esencia. Ai-Apaec, también llamado “el decapitador”, se dispone a sacrificar a un ser acuático, probablemente una foca, que emerge del mar, que se representa con las líneas negras y ondulantes, que asemejan olas, en la parte inferior del vaso.
La cultura Moche se desarrolló, entre los años c. 300 a.C. al 700 d.C., en la desértica costa norte del actual Perú. Lograron una agricultura intensiva gracias a la construcción de canales, llamados “wachaque”, que les permitieron irrigar las tierras áridas y contar con excedentes sobre los que cimentaron una refinada sociedad estratificada. También explotaron los recursos del océano y surcaron las costas del Pacífico en embarcaciones hechas de fibras vegetales llamadas “caballito de totora”. Los temas y motivos pintados en la cerámica mochica son diversos y proporcionan muchísima información sobre la cosmovisión de este antiguo pueblo originario, que experimentó un colapso tras un periodo de cambio climático, entre los años c. 536-594 d.C., ocasionado por el fenómeno llamado “La Corriente de El Niño”.
En los acervos del Museo Nacional de las Culturas del Mundo (MNCM) se resguardan muchas más obras maestras de los pueblos de la América precolombina que podrás conocer en futuras notas y exposiciones.
Gerardo P. Taber, investigador del Museo Nacional de las Culturas del Mundo.

Referencias bibliográficas

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