¿Cómo se realiza el contacto entre los “loas” y las personas en la religión vudú?

Cedraschi indicó que las ceremonias vudú se realizan en templos, que pueden ubicarse en espacios cerrados o al aire libre, donde es imprescindible el “poteau-mitan”, un poste de madera o un árbol en el centro del recinto, por el que descienden los “loas”. También hay altares donde realizan las curaciones y adivinaciones, con las imágenes de las deidades (litografías, “drapos” o figuras de hierro cortado “ogou”) y ofrendas específicas para cada uno, que sirven para reforzar las peticiones.

Otro espacio para entrar en contacto con las deidades son los santuarios, espacios naturales que se caracterizan por la presencia de cuerpos de agua, ya que los “loas” viajan por debajo del agua desde Guinea (para saber más de la historia del vudú haitiano https://bit.ly/3eNFSyc), y arboledas (especialmente de ceibas), que les sirven de residencia y lugar de reposo. En estos lugares se cree que los espíritus tienen mayor disposición para comunicarse con los creyentes y recibir peticiones, así que se realizan múltiples ofrendas, sacrificios y posesiones.

Por ejemplo, al santuario Saut d’Eau (“Salto del Agua”), una cascada en la cima de una montaña identificada con Erzulie Freda (diosa del amor y la belleza), se acude especialmente el 16 de julio para renovarse y es lugar de reunión de la comunidad LGBTI*. O el santuario Bassin Saint-Jacques (“Laguna de Saint-Jacques”), un cuerpo de agua lodosa asociada con Ogou Feray (dios de la guerra, el fuego y la metalurgia), donde los creyentes se sumergen para obtener invulnerabilidad y riquezas.

Raffaela describió que durante una invocación participan los “oungan” y las “manbo” (sacerdotes y sacerdotisas), quienes dirigen la ceremonia; las “ounsi” (iniciadas y futuras “manbo”), que participan en los sacrificios, danzas, cantos e invocaciones; los músicos, que ayudan con el ritmo del tambor a la transición del espíritu hacia la persona que va a ser poseída y moderan la intensidad del trance, y los creyentes, quienes también participan en las danzas, cantos y posesiones.

Como se vio en la segunda sesión (https://bit.ly/3ye2NdG), para iniciar el ritual es necesario dibujar en el suelo los “vevé” y presentar las “drapo” de los espíritus a los que se desea invocar. Con cantos, danzas y músicas se llama a los “loas”, los cuales poseen a un iniciado o a un creyente, que no recordará nada posteriormente. La investigadora señaló que no siempre se consigue la posesión por diversos factores, y enfatizó que, para entrar en trance, no se ingiere ningún tipo de sustancia alucinógena, simplemente se usa la ambientación.

Durante una posesión se cree que el “loa” convocado se aloja en la cabeza de la persona y ahuyenta al “gwo bonanj” (“gran buen ángel”, una parte del alma). En la transición la persona se “convulsiona” y queda “vacía”, siendo ocupada por la deidad para manifestarse momentáneamente. Las posesiones suelen ser “apacibles” y controladas, pero llegan a tornarse violentas cuando el poseído no tiene la preparación adecuada o si interviene un “loa” que no fue invitado, ocasiones en las que se reduce el ritmo de la ceremonia o se suspende.

Asimismo, indicó que otro procedimiento importante para entablar comunicación con las deidades y espíritus son los sacrificios animales, generalmente pequeños como gallinas y cabras, y en ocasiones muy especiales bueyes, acto que representa una especie de vínculo entre el mundo terrenal y el espiritual.

* En las sesiones, la investigadora ha mencionado que las personas LGBTI son asociadas con el dios creador, debido a que esta entidad no tiene un sexo definido.

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