Narran los mitos de Yurlunggur ser sagrado de los aborígenes australianos

Narran los mitos de Yurlunggur ser sagrado de los aborígenes australianos

Uno de los seres sagrados más importantes en la cosmogonía aborigen australiana es la serpiente Yurlunggur. En el origen de los tiempos (Tiempo del ensueño) Yurlunggur dio forma al mundo y estableció las leyes que debían seguir los humanos. Mitos, leyendas y datos sobre este personaje fueron compartidos por Ángel Morales, del departamento de Comunicación Educativa del MNCM, en el taller “Yurlunggur, la serpiente arcoíris de Australia”, realizado el sábado 2 de octubre.
Los aborígenes creen que la existencia se remonta al Tiempo del ensueño, cuando diversos espíritus ancestrales despertaron de un largo sueño y empezaron a dar forma al mundo, hasta entonces plano, yermo e inerte, y crear a los seres vivos. El más importante de estos seres sagrados fue Yurlunggur, la serpiente arcoíris o serpiente madre, que emergió de la tierra y empezó a recorrer la superficie del mundo, formando con su andar valles, montañas y depresiones.
Posteriormente, decidió poblar la tierra, pero para ello necesitaba en primer lugar la luz, así que dio forma al sol y la luna. También al agua, por lo que despertó a las ranas, que tenían las barrigas llenas del líquido, y les hizo cosquillas hasta que lo escupieron sobre la tierra, formando ríos y lagos. Del agua surgió la vegetación, que cubrió la superficie del mundo, y para poblarlo despertó a los animales que vivían en el centro del mismo.
Después creó a los primeros humanos, los aborígenes australianos, a los que les encomendó ser los guardianes de la tierra y vivir en armonía con los otros seres vivos, respetar y cuidar desde las rocas y las aguas, hasta los animales y las plantas, pues todo tiene un espíritu. Asimismo, les pidió que nunca abandonaran su lugar de origen, Australia, y que transmitieran estos saberes sagrados a sus descendientes.
Las leyendas también explican el origen de la emblemática montaña de Uluru (o Ayers Rock), en el desierto central. Dicen que cuando Yurlunggur pasó por este inhóspito lugar, decidió plantar una semilla gigante de la que brotara un gran árbol que cubriera con su sombra la tierra, para que pudieran vivir las plantas y animales. Sin embargo, era tan grande que no había agua suficiente para hacerla germinar, y con el tiempo se secó y se convirtió en un montículo de arenisca.
Ángel comentó además que, en varias pinturas rupestres, halladas en las cuevas de Australia, se hace referencia a la serpiente Yurlunggur, lo que da cuenta de lo ancestral e importante que es este ser entre las creencias aborígenes. Compartió que en la región de Australia del Sur se hallaron los restos fósiles de una serpiente constrictora gigante del pleistoceno, que medía unos seis metros de largo y tenía el grosor de un poste, nombrada como “Wonambi naracoorensis”, traducido como “serpiente arcoíris”.
En el taller se elaboró un cuadro con una imagen de la serpiente arcoíris, ilustrada con plumines de colores y decorada con fomi brilloso. Descarga la plantilla y la lista de materiales para hacer esta pieza en https://bit.ly/3ufxrSW y consulta la sesión del taller en https://youtu.be/1aC1Hka-k78