Ecos de la cultura: etnografía y grabaciones sonoras.- INAH

ECOS DE LA CULTURA: ETNOGRAFÍA Y GRABACIONES SONORAS.

Ecos del patrimonio sonoro, en una exposición en el
 Museo Nacional de las Culturas del Mundo 

  • La muestra ofrece un recorrido por la historia de la grabación de diversas expresiones sonoras que conforman el rico acervo de la Fonoteca del INAH
  • Se compone de poco más de 70 piezas, entre aparatos de grabación, fotografías, piezas sonoras y objetos etnográficos

Un recorrido histórico desde los inicios de la grabación del sonido, que se concretó con la invención del fonógrafo en 1876, hasta nuestros días, se presenta en el Museo Nacional de las Culturas a través de la exposición Ecos de la cultura. Etnografía y grabación sonora, que representa una rica muestra de sonoridades, músicas, paisajes auditivos y mensajes de voz.

Abierta a partir del 1 de septiembre, la muestra permite a los visitantes disfrutar de la exhibición de poco más de 70 piezas, entre aparatos de grabación, fotografías, piezas sonoras y objetos etnográficos, con la que la Fonoteca del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), celebra su 53 aniversario.

Benjamín Muratalla, subdirector de la Fonoteca del INAH, resaltó que este espacio dedicado al patrimonio sonoro nació a partir de la búsqueda de música, voces y cantos arraigados en los diversos pueblos y comunidades originarias, con el fin de conocerlos, preservarlos y difundirlos, lo cual no hubiera sido posible sin la tecnología de grabación.

“Se trata de una de las fonotecas más antiguas de México y de un proyecto de investigación, recopilación y difusión de la música tradicional y popular muy importante. Es heredera de una vocación en la indagación de mitos, leyendas y tradiciones plenos de voces y sonidos, expresados en gama infinita de creaciones musicales y narrativas asociadas a la diversidad cultural”, detalló.

En la exhibición también se reconoce a los precursores de este proyecto iniciado en 1964, con la grabación y publicación del primer disco de vinilo titulado Testimonio musical de México, que a la postre dio origen a la colección homónima, que durante más de cinco décadas se ha constituido como una breve muestra de la enorme diversidad cultural.

Algo que hace muy vistosa a esta exposición es la exhibición de 30 aparatos de grabación-reproducción, propiedad del coleccionista Salvador Velez García, entre ellos un fonoautógrafo (invención de Édouard-Léon Scott de Martinville, en 1860), fonógrafos, gramófonos, grabadoras de alambre, de cinta magnetofónica, de carrete abierto, cilindro de cera, entre otros que, comparados con los pequeños aparatos actuales de grabación y reproducción de sonido, resultan asombrosos y hasta novedosos para las nuevas generaciones.

Se incluyen fotografías de los principales investigadores nacionales, como Arturo Warman, Raúl Guerrero, Irene Vázquez Valle y René Villanueva, y extranjeros, como Carl Lumholtz, Konrad Theodor Preuss, Henrietta Yurchenko, por mencionar algunos, quienes se apoyaron en la grabación del sonido como herramienta en sus estudios etnográficos.

También se cuenta con materiales en audio recogidos por investigadores, algunos de los cuales, por ser tan antiguos, apenas se aprecian como susurros, pero destacan por la proeza que significó haber capturado el sonido. Ejemplo de ello son las piezas “huecanías”, de origen nahua, de Morelos, y el “Siquisiri”, del mismo estado.

Se exhiben objetos etnográficos, como el tambor huichol y la guitarra conchera. Se incluye una réplica del primer instrumento tradicional que se grabó en México: un tambor trípode conocido como “tepo”, de origen huichol, el cual captó el noruego Carl Lumholtz, a finales del siglo pasado.

Además se muestra un arco cora, instrumento que acompañó la grabación de “El curso del sol”, primer canto chamánico registrado por el etnólogo berlinés Konrad Theodor Preuss, en 1906, y analizada por el musicólogo austriaco Erich von Hornbostel. Se trata de uno de los primeros materiales sonoros estudiados.

Muratalla detalló la proeza de los investigadores precursores, quienes en las primeras décadas del siglo XIX, en sus investigaciones de campo portaban aparatos muy grandes con los cuales tenían que abrirse paso entre parajes, algunos verdaderamente difíciles de transitar, para llegar a recónditos lugares y grabar músicas, lenguas y una serie de oralidades interesantes que conforman el patrimonio sonoro del país.

“En esos primeros años de grabación etnográfica eran muy pocas las personas que se ocupaban de estos temas. En los años sesenta hubo un resurgimiento del interés por investigar y difundir estas músicas que están muy arraigadas en nuestra historia y cultura, pero que han estado relegadas por muchas circunstancias; los medios de comunicación mayoritarios jamás las han tenido como primordiales dentro de sus repertorios y programaciones”, afirmó.

Benjamín Muratalla manifestó que es precisamente en esa década donde se ubica la creación de la Fonoteca del INAH, que ha influido en las posteriores generaciones que se interesaron en esta labor de investigación, grabación y difusión del patrimonio sonoro, al grado de que hoy en día, hay muchos investigadores, académicos y centros dedicados a su conservación y difusión.

La exposición Ecos de la cultura. Etnografía y grabación sonora, permanecerá abierta al público hasta el domingo 4 de marzo de 2018 en el Museo Nacional de las Culturas, ubicado en Moneda 13, Centro Histórico de la Ciudad de México. Horarios: martes a domingos de 10:00 a 17:00 horas. La entrada es libre.

Paralelo a la exposición, se realiza un ciclo de conferencias y presentaciones musicales titulado Charlemos sobre música grabada… y antropología, que tiene lugar los viernes, a las 17:00 horas y culminará en marzo de 2018.