Buscan recuperar el arte del nácar palestino y reintroducirlo en su lugar de origen

Buscan recuperar el arte del nácar palestino y reintroducirlo en su lugar de origen
Palestina es el único lugar en el que se desarrolló el arte del tallado de concha nácar para elaborar cuadros en bajorrelieve, una tradición con más de cinco siglos de antigüedad y que está en proceso de recuperación como símbolo de su identidad y cultura. Datos sobre las etapas y características de este arte, se conocieron en la conferencia y exposición “La talla del nácar: historia y tradición palestina”, a cargo de Enrique Yidi Daccarett, realizada el miércoles 4 de mayo en el MNCM.

La antropóloga Alejandra Gómez Colorado, directora del MNCM, presentó al artista invitado, quien nació en Barranquilla, Colombia, en una familia de segunda generación de palestinos de Belén. El fundador del Taller Palestina, en 1988, está considerado como el artista contemporáneo de concha nácar más prominente e innovador, además de un promotor de este arte en el mundo.
Para iniciar, el Embajador Mohamed Saadat, de la Delegación Especial de Palestina en México, comentó que la tradición de la talla de la concha nácar es muy antigua, con cimientos que se rastrean hasta los antiguos pueblos cananeos, que se ha ido perfeccionando paulatinamente con el paso de las generaciones, y cuya belleza ha alcanzado reconocimiento en todo el mundo.
Exaltó el valor de esta y otras artes para dar a conocer la cultura palestina entre la comunidad internacional, tender puentes para el diálogo y la comprensión mutua y aportar al desarrollo y comprensión de la humanidad. Además, enfatizó en la importancia de la recuperación de sus símbolos y tradiciones como una forma de resistencia contra la ocupación extranjera.


El artista Enrique Yidi Daccarett explicó que el arte del nácar palestino surgió hace 500 años en Belén, usado en la elaboración de artesanías religiosas, con mediación del Vaticano. Se perfeccionó hasta la década de 1810, para satisfacer las exigencias de los turistas europeos traídos por agencias de viajes, y en la década de 1910, con la introducción de materiales de mayor calidad y dimensiones de Australia y Filipinas.
Este arte fue prolífico y demandado hasta la década de 1940, cuando el conflicto con Israel dificultó la obtención de materias primas y el comercio de las piezas, provocando el cierre de talleres y la migración de los artistas a otros continentes. Sumado a esto, el estado israelí trató de apropiarse de las técnicas de talla de nácar para fundar sus propias escuelas y talleres, que fueron celosamente preservados y custodiados por los artesanos palestinos.
Hacia 1970 cerró el último taller de madreperla en Palestina, los artistas que quedaron eran adultos mayores que no pudieron pasar sus conocimientos, y la actividad se convirtió nuevamente en artesanía. Mientras tanto, en América, las diásporas usaron este arte para facilitar su introducción en los nuevos países y expandir el marcado. Por ejemplo, en Colombia, a través del obsequio de piezas de nácar al gobierno, se consiguió la nacionalización de los migrantes árabes.
A través de su taller, Enrique Yidi Daccarett se ha esforzado por rescatar esta tradición, para lo cual se ha instruido con los últimos artistas palestinos y en otros países; ha revisado colecciones de arte en nácar en todo el mundo, y ha hecho proyectos para la reintroducción de este arte en su lugar de origen. Asimismo, han hecho innovaciones en cuanto a los materiales y las técnicas empleadas, así como introducción de nuevas temáticas, diferentes a los íconos religiosos.
El especialista también acotó algunos de los aportes de México a este arte, como suministro de materias primas. A través del Galeón de Manila, en el siglo XVIII, la Nueva España fue un puente para el tránsito de las conchas de grandes dimensiones, de Filipinas a Palestina. De igual manera, desde México se exportaron hacia allá las primeras conchas de colores, el abulón verde y rosado, en la década de 1910, que trajo una ola de migrantes árabes.
Durante la ponencia realizada en la Sala Eusebio Dávalos, también se pudo disfrutar una muestra de artes palestinas, con piezas de la colección de Enrique Yidi Daccarett y del MNCM. Además de grabados modernos en madreperla elaborados en el Taller Palestina, se exhibieron los acervos de concha nácar donados al Museo por la Organización para la Liberación de Palestina, en la década de 1980, así como ejemplos de las técnicas de bordado y cerámica de este país.


Al término de su conferencia-exposición el artista donó para el acervo del MNCM una de sus piezas en la que plasmó la primera epifanía, donde los tres Reyes Magos rinden homenaje al recién nacido niño Jesús al regalarle oro, mirra e incienso. También un par de libros que en breve estarán a disposición del público en la Biblioteca Pedro Bosch Gimpera: “El arte palestino de tallar el nácar”, del propio Enrique Yidi, Karen David Daccarett y Martha Lizcano Angarita, y “150 croci in madreperla dal 600 ad oggi”, de Tiziano Cossignani.
Para más información sobre la historia del arte en concha nácar en Palestina, te recomendamos las publicaciones “El arte palestino de la madreperla”, subidas al perfil de Facebook del Museo, disponibles en https://bit.ly/3KLb9yU y https://bit.ly/3vSrvC1